Bitácora

hace 1 año

5 razones por las que los niños no están motivados en terapia

smiling girl in class
El 40% de los jóvenes abandonan la terapia antes de tiempo… pero ¿por qué? Desgranamos las razones por las que los niños abandonan las sesiones de terapia.

5 razones por las que los niños no se sienten motivados en terapia (¡y cómo cambiarlas!)

Confesión: Llevo trabajando con niños y adolescentes desde el primer día y, aunque me encanta, hay un reto importante al que me he enfrentado y me sigo enfrentando hoy en día. Así es, la motivación. O mejor dicho, la falta de ella. Por muy auténtica y empática que sea, por muchos juegos chulos que lleve, por muchos chocolates calientes que les haga o por muchas pegatinas que les reparta, sigo encontrándome con niños que preferirían estar mirando a la pared que en mi despacho. Algunos incluso preferirían estar haciendo los deberes. En serio…

En mis inicios como terapeuta me lo tomé como algo personal. Pensaba que tenía algo que ver con mis aptitudes y mi capacidad para entablar relaciones laborales. Incluso llegué a cuestionarme si era la profesional adecuada. Así que puedes imaginarte el alivio que sentí cuando me enteré de que la falta de motivación era, de hecho, un problema común entre los clientes jóvenes. Y que muchos terapeutas (¡incluso los más experimentados!) se enfrentaban a problemas similares.

La impactante estadística

Según un estudio del Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, alrededor del 40% de los clientes jóvenes abandonan la terapia prematuramente. Es una cifra asombrosa y nos dice algo crucial: si los niños y adolescentes no están motivados, no se quedan. Si no se quedan, no podemos ayudarles.

Comprender las causas profundas

Después de mucho pensar, leer y cometer muchos errores por el camino, he encontrado cinco razones clave por las que a los niños les falta motivación en la terapia. Y créeme, no son lo que estás pensando. En este blog, obtendrá una nueva visión de las verdaderas razones por las que muchos niños carecen de motivación. También descubrirá algunos cambios sencillos pero poderosos que puede hacer para que se comprometan más.

Mientras lee, piense en un cliente con el que trabaje y que carezca de motivación. ¿Alguna de las siguientes razones se ajusta a su cliente? ¿Qué cambios de mentalidad, si los hay, puede hacer en su trabajo con este cliente para ayudarle a aumentar su motivación? Y, por favor, no sea tímido: comparta su opinión y sus preguntas en los comentarios que aparecen a continuación.

1. No lo pidieron

Seamos realistas: los niños no se levantan una mañana y dicen: «¿Sabes lo que necesito? Un buen terapeuta». No. Suelen ser arrastrados a ello por padres o colegios bienintencionados con la esperanza de arreglar algún comportamiento que consideran problemático. Quizá el niño pega a su hermano pequeño o miente a diestro y siniestro. Los profesores pueden sugerir terapia porque el niño interrumpe la clase o no socializa durante el recreo. Imagina que de repente te mandaran a una clase de punto porque alguien pensara que tus niveles de estrés son demasiado altos. No lo has pedido, no lo quieres y no le ves sentido. Así es exactamente como se sienten los niños con la terapia. Es una trampa para la resistencia desde el principio. No les interesan los objetivos fijados por los demás, que a menudo giran en torno a facilitar su manejo en lugar de abordar sus propias necesidades o deseos.

2. El verdadero problema no son ellos

A veces, el verdadero problema no es el niño. Es la desordenada dinámica familiar que se arremolina a su alrededor. A menudo, los niños se convierten en síntomas de estrés o disfunción familiar. Los problemas conyugales, los problemas de salud mental o los traumas familiares no resueltos pueden manifestarse en el comportamiento de un niño. En lugar de abordar estos problemas subyacentes, es más fácil etiquetar al niño como el problema y enviarlo a terapia. Es el clásico escenario del chivo expiatorio en el que el niño se convierte en el paciente identificado (PI). Los niños no son tontos; perciben cuando se les utiliza como distracción de problemas mayores. Es difícil estar motivado cuando, en el fondo, sabes que no se trata de ti. Como terapeutas, podríamos animar a los padres a cantar con Taylor Swift: «¡Soy yo, hola! Yo soy el problema, ¡soy yo!». Porque a veces el problema no es el niño, sino la dinámica familiar.

3. Es aburrido

No te ofendas, pero sentarte en una habitación con un adulto que te pide que hables de tus sentimientos es… ¿cómo decirlo amablemente? ¡ABURRIDO! La terapia tradicional puede ser un lastre para los niños porque está diseñada por adultos, para adultos. Los niños están llenos de energía, curiosidad y ganas de explorar. Muchos terapeutas esperan que los niños se queden quietos y hablen de sus emociones como adultos en miniatura. Pero los niños se comunican a través del juego, el arte y la creatividad. Para mantener su interés, la terapia debe ser dinámica, atractiva y, a veces, incluso divertida. No se trata de convertir las sesiones en salas de escape o asientos VIP para un concierto de Billie Eilish, sino de encontrar formas de conectar que resuenen con su mundo. Las actividades interactivas que invitan a los niños a explorar sus puntos fuertes y sus valores pueden animar las cosas y hacer que las sesiones sean más divertidas.

4. Preferirían estar en otra parte

Piensa en cuando eras niño. ¿Preferirías estar sentado en una habitación hablando de problemas y sentimientos, o salir a jugar con tus amigos, ver TikTok o zamparte una pizza doble? Exactamente. Los niños preferirían estar en cualquier otro sitio menos en terapia. No se trata de falta de motivación, sino de prioridades. Los niños con los que trabajamos tienen actividades, intereses y amigos que les encantan. La idea de sacrificar todo eso por una hora de terapia no es muy atractiva. ¿Alguna vez ha intentado programar sesiones con padres o profesores a horas que no interfieran con sus ajetreadas vidas? Eso sí que es un reto. Un niño motivado es aquel que siente que la terapia encaja en su vida, y no al revés.

5. Simplemente no los entiendes

«¡Uf, no lo entiendes! No importa, no sé…» ¿Te suena familiar? Establecer una buena relación con los niños requiere curiosidad genuina y respeto por sus intereses e historias particulares. ¿Qué niño o adolescente quiere abrirse a un anciano que nunca ha jugado a Minecraft o Roblox? Nuestro trabajo consiste en acompañar a los niños en sus mundos, que son muy diferentes de los nuestros. Esto puede significar aprender un baile de TikTok, convertirse en un experto en Percy Jackson y, a veces, simplemente estar presente sin una agenda. Comprender la mente de un niño y el lenguaje que habla es crucial para establecer una conexión genuina. Sin esto, la terapia parece inútil y desconectada.

Sacudir las cosas

Es fácil sentirse frustrado cuando los niños y adolescentes con los que trabajamos parecen completamente desmotivados. No puedo ni contar las veces que he querido echarme las manos a la cabeza con ciertos clientes que tienen tanta motivación como un perezoso en una tarde de pereza. La cuestión es que, si tenemos en cuenta estas razones, podemos entender mejor a estos clientes y encontrar formas de trabajar con ellos más fácil y eficazmente.

Así que esta es una llamada a cambiar un poco las cosas. Sustituyamos esas sillas rígidas por cómodos pufs y cambiemos las preguntas clínicas por actividades atractivas, divertidas y creativas. Cuando la terapia se siente menos como una tarea y más como una aventura, los niños y los adolescentes son más propensos a explorar sus sentimientos y establecer sus propios objetivos. Entremos en su mundo, hablemos en su idioma (*puntos extra si sabe lo que significa «vibe check») y veamos cómo surge la motivación. No se trata de cambiar a los niños o adolescentes; se trata de cambiar nuestro enfoque.

* «Vibe check» es la jerga de TikTok/Twitter para medir el estado de ánimo de alguien. Prueba a sorprender a los niños utilizando este término en tu próxima sesión para conocer su estado de ánimo y ser el terapeuta guay y «con onda».

No te preocupes, no te enviaremos spam

¿Busca consejos para ayudar a niños y adolescentes? Suscríbase a nuestro boletín